Querid@s amig@s, en este tipo de perdidas repentinas de vidas que golpean a toda una comunidad o país como la que hemos vivido este fin de semana todos solemos hacer un pequeño alto en nuestro interior donde por un instante tomamos conciencia de que estamos de paso en esta vida, que no nos llevamos nada de aquello que por tanto nos afanamos y que la hora de nuestra partida no la tenemos agendada. Luego nos sumamos a las reflexiones del resto y compartimos frases que buscan hacernos un poco concientes de la vida tales como; “nadie tiene la vida comprada”, “la vida es frágil”, “no somos nada”, “hay que vivir el momento”, “Dios se lleva a los mejores”, etc… y nos preguntamos; ¿Por qué Dios se lleva a las personas buenas y deja acá a los malos?, ¿Por qué Dios no los salvó?, ¿Por qué si rezamos con tanta fe no estaban vivos?, etc… nos llenamos de emociones, buscamos ser representados en nuestro dolor por los entrevistados y vemos a un país entero consternado, sin embargo, pronto todo comienza a volver a la “normalidad”, ese estado de sueño de la conciencia donde nos escondemos para no pensar en aquello que nos genera tanta incertidumbre;… el día de nuestra muerte o la de algún ser querido.
Huimos de la muerte todo el tiempo y la manera de hacerlo es con la radio prendida a todo momento en nuestra cabeza, un chicharreo constante que nos mantiene distraídos para no pensar en aquello que mas nos incomoda, “el sentido de la vida” …. Si…. Lo que mas provoca incomodidad al ser humano es pensar en el SENTIDO DE LA VIDA… ¿Por qué?... porque probablemente lo que haces a diario, en lo que estas atrapad@ y le resta felicidad y sentido a lo que haces te queda mas cómodo que hacer que tu vida tenga un sentido verdadero, un sentido pleno que te de la tranquilidad suficiente como para decir: “ME PUEDO MORIR TRANQUILO EN CUALQUIER MOMENTO”, “he celebrado la vida” ¿Por qué?... porque encontrarle sentido a la vida requiere de un trabajo personal, un trabajo del que hemos venido hablando en los libros y posteos anteriores, y que se trata de adquirir la voluntad de soltar algunos vicios emocionales y mentales que generan muchas resistencia y te hacen preferir una vida de ignorancia respecto de ti mism@, donde te sientes mas cómod@ siendo una hoja llevada por el viento en lugar de trabajar para conquistar el viento.
Si los seres humanos no fuésemos tan ignorantes y soberbios, en lugar de lamentar la muerte haríamos exactamente lo contrario, en el momento de la partida de alguien “CELEBRARIAMOS SU VIDA”, porque eso es lo real, eso es lo que deberíamos hacer, no importa cuanto haya durado este viaje, no importa lo que hayas hecho, lo que importa es que dentro de este gran sistema del universo, tuviste la fortuna de haber nacido y ser “tu”, alguien totalmente genuino y único. La vida atómica o física tal como la conocemos es un verdadero milagro, es algo que acontece de manera excepcional, donde millones de variables deben darse y sostenerse en equilibrio perfecto para que acontezca tu vida, desde la ubicación y composición de cada planeta y estrella, hasta el maravilloso equilibrio de nuestra naturaleza incluyendo nuestro cuerpo, todo, absolutamente todo es un milagro y quien es capaz de verlo así, es capaz de celebrar la vida de otro ser humano solo por el hecho de haber tenido el privilegio de haber compartido o haber conocido a un milagro vivo, manifestado en carne y hueso realizando sueños y expresando su espíritu como una ofrenda de vida en lugar de verlo como un sueño inconcluso algo no terminado, o como un final injusto.
Mi invitación es a que ese instante de reflexión que te regaló el accidente este fin de semana se detenga un poco mas en ti y no pienses en el dolor si no el regalo que contiene y que cuando repitas la frase; “La vida es frágil” intentes darle un significado profundo y darte cuenta de que la vida es esto mismo “un regalo que se vive a cada momento”, “un presente” y que hay que aprender a vivirlo con sentido y con propósito y para eso es necesario parar la chicharra en tu cabeza llena de suposiciones, indisposiciones, malestares, críticas y quejas y dejar de hacer lo que haces cada día movido por el “te-mor” y comenzar a hacerlo desde el “a-mor” (en un posteo anterior reflexioné sobre el A-mor, que significa sin muerte).
Felipe Camiroaga y Felipe Cubillos son testimonios de este tipo de vida “con sentido y propósito” y ese será su gran legado, una vida llena de buen humor, de sueños realizados y servicio a cambio del privilegio de haber vivido. Probablemente muchos de los que viajaban también compartían esta habilidad de vivir bien pero se que la mayoría de las personas que hoy están lamentando la muerte y huyendo de ella, todavía no le han encontrado ese sentido que les hará estar satisfechos cada mañana con la certeza de estar viviendo un verdadero milagro que merece por sobre todas las cosas, un profundo agradecimiento al comenzar cada día.
YO CELEBRO LA VIDA DE LOS 21, LOS MOMENTOS QUE DEJARON ACA EN ESTE MUNDO ES SU REGALO A CAMBIO DE LA VIDA QUE TUVIERON.
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